Casi todo el mundo conoce las dificultades económicas del Sevilla FC, pero las limitaciones para moverse en el mercado de fichajes seguramente vaya más allá de lo que muchos imaginen. Ahora mismo la prioridad del club es vender activos con el fin de inscribir en LaLiga futbolistas como Rubén Vargas, Akor Adams o Álvaro Fernández.
Con más de 80 millones de euros de pérdidas el año pasado y cerca de 60 millones más esta temporada (cuenta ABC de Sevilla) el director de fútbol del Sevilla, Antonio Cordón, se está viendo obligado a hacer encaje de bolillos para confeccionar la plantilla blanquirroja. Por esta razón, intenta compensar la evidente falta de recursos con fórmulas más imaginativas.
Hasta el momento, cualquier ofrecimiento de jugadores que llega a Nervión está siendo rechazado, siempre y cuando no sea mediante una cesión o con la carta de libertad bajo el brazo, pues antes el club debe librarse de algunos de sus sueldos más elevados.
La realidad es que el Sevilla cuenta con un margen presupuestario muy estrecho para nuevos refuerzos que apenas llega a los 2 millones de euros. Por otro lado, según las normas de LaLiga, solo puede inscribir a un jugador traspasado y dos que lleguen libres o cedidos, como Alfon González.
El Sevilla se mueve despacio y busca solo fichajes estratégicos en posiciones muy concretas, a la espera de efectuar alguna venta que le aporte oxígeno. A corto plazo, parece que el gran argumento está en Matías Almeyda y en su capacidad para sacarle un mejor rendimiento a la plantilla.
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